Al final de
la primera guerra Mundial, un destacamento de soldados ingleses esperaba entrar en un pequeño pueblo cerca del Rhin (Francia)
cuando repentinamente un soldado salió corriendo de un edificio gritando: "¡Alerta!", Instantáneamente una descarga de rifles
le dejaron muerto en el suelo.
Pero la advertencia salvó a la compañía de una emboscada. El destacamento luchó haciendo
retirar al enemigo y pronto se supo la historia del que les había salvado. Era un soldado de la guardia real irlandesa, prisionero
de los alemanes quien conociendo los planes del enemigo esperó el momento oportuno y sacrificó su propia vida para salvar
la de muchos compatriotas. Reconocidos y conmovidos los ingleses le dieron una buena sepultura, poniendo sobre ella una cruz
con este texto: "A otros salvó, a sí mismo no se pudo salvar".
Estas fueron precisamente las palabras que los judíos
lanzaron contra Cristo cuando estaba pendiente de la cruz. No pudo salvar a otros y a sí mismo a la vez, y prefirió sacrificarse
él en favor de otros, incluso de aquellos que le crucificaron.
Juan 3.16 De tal manera amó Dios al mundo que ha
dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en El cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna". Romanos
5:8 "Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores,. Cristo murio por nosotros."
Juan 3:17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene
al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él
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Todas las cosas me son licitas, mas no todas convienen; todas las cosas
me son licitas, mas yo no me dejare dominar por ninguna.
1 Corintios 6:12
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